miércoles, 4 de septiembre de 2013

Crisis de ansiedad y ataques de pánico: Ponles solución #1


   La ansiedad y los ataques de pánico son algo muy común, casi todos hemos oído hablar de ellos y nos hacemos una vaga idea sobre lo que son, sin embargo poca gente sabría definirlos con exactitud. Es una condición más común de lo que la gente piensa: De hecho, entre 1/3 y 1/4 de la población mundial sufre de ansiedad y/o ataques de pánico en algún punto de su vida. Y muchos de ellos nunca llegan a saberlo y viven con ello el resto de sus días. Otros decidimos luchar para salir de ese martirio: Sí, los he sufrido y los he superado, por eso he decidido escribir mi experiencia, para así tratar de ayudaros a aquellos de vosotros que los estéis sufriendo.

¿Que es la ansiedad y qué la provoca?

La ansiedad es un sentimiento de fuerte intranquilidad desencadenado frecuentemente por un miedo (que puede ser miedo a una situación real o puede tener que ver con el pensamiento negativo y la imaginería) o porque algún aspecto de nuestras vidas no funciona correctamente. Por ejemplo, a una persona puede provocarle ansiedad tener que combatir un cáncer o una intervención quirúrgica de vida o muerte inminente, o haber superado recientemente alguna de esas situaciones. En ese caso, la ansiedad viene dada por una causa real.

   Sin embargo, y en la mayoría de las ocasiones, la ansiedad tiene mucho que ver con elementos imaginarios. Entre los casos más comunes de ansiedad están los miedos a la muerte, a un infarto repentino, a los hospitales, a la soledad, a la locura, al desmayo... Situaciones que, si bien es cierto que pueden ocurrir a cualquier persona en cualquier momento, no es probable que nos sucedan ni existen indicios que nos lleven a pensarlo. Por lo tanto, si bien es un temor basado en algo real y que puede ocurrir, es nuestra mente la que amplifica el miedo, y la imaginación nos lleva a visualizarnos en ese tipo de situaciones, recreando imágenes y sentimientos con claridad si tenemos la capacidad para ello. A esto se le llaman pensamientos negativos, son miedos infundados, y si este es tu caso, será el enemigo a combatir.

   Otras veces la ansiedad viene dada por una situación que se siente mal o incorrecta en nuestras vidas, aunque no estemos llegando a esa conclusión de una forma razonada y consciente. Nuestra mente y nuestro cuerpo son sabios, y esta es una forma de advertirnos de que algo no va bien. Así, por ejemplo, pueden sufrir de ansiedad las personas que padecen de estrés severo, las mujeres que sufren de abusos por parte de su pareja o que han sufrido de abuso sexual en algún punto de su vida, personas con problemas de pareja, jóvenes (y adultos también) que no saben hacia donde dirigir su futuro laboral, la ausencia de metas en la vida... En definitiva, la lista de elementos que pueden generar ansiedad es interminable.

   Aunque generalmente es una causa la que desencadena la ansiedad, todos estos tipos de pensamiento están relacionados (son pensamientos negativos), y cuando esta situación desagradable se prolonga en el tiempo sentimos desesperación, que nuestra vida nunca volverá a ser como antes de sentirnos así, nos deprimimos, y todo esto nos lleva a una posición muy negativa en la vida. Esto tiende a generar más pensamientos negativos en nuestra cabeza, lo que nos lleva lenta e inexorablemente a una espiral de ansiedad/desesperación que puede resultar muy desagradable, llevándonos a la depresión severa, un punto en el que sentimos que nuestra vida ha terminado sin remedio. Y aquí es donde entra en juego el instinto.

   En la antigüedad, los hombres de las cavernas vivían en una constante lucha por la supervivencia. La caza era una labor común en su día a día, y en ella exponían su vida, luchando contra animales salvajes. Para asegurar su supervivencia, los seres humanos desarrollaron un instinto de reacción ante el peligro, en el que sopesaban instantáneamente una situación y decidían si escapar o luchar ante peligro de muerte.


   Pues ante este sentimiento de amenaza para nuestra integridad al que dan lugar nuestra imaginación y nuestros miedos amplificados, se desencadena este instinto primitivo, haciéndonos entrar en un estado de terror absoluto conocido como crisis de ansiedad o ataque de pánico.

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